Según el citado medio, Madrid pasará en 2016 a ser la primera capital europea con un recinto dedicado en exclusiva al surf y la segunda localidad en el viejo continente tras Dolgarrog, Gales, cuyo proyecto ya está en marcha, en ver olas tierra adentro. Esta laguna artificial, de unos 50.000 metros cuadrados, se levantará por la zona de Ifema, muy cerca de la Ciudad Deportiva del Real Madrid. Dará cabida a 140 surfistas al mismo tiempo dentro del agua y 5.000 personas en las instalaciones.
Será un atractivo más para una ciudad muy volcada históricamente con el deporte. No en vano ha presentado candidatura a los Juegos Olímpicos de 1972, 2012, 2016 y 2020. Muchas infraestructuras deportivas han nacido a raíz de la mentalidad olímpica, como la Caja Mágica o el Madrid Arena, y se usan para el baloncesto y para las apuestas de tenis en la actualidad. Otras ya estaban tiempo atrás en pie, caso del estadio Santiago Bernabéu con más uso. Por ejemplo su museo fue el cuarto más visitado de la capital de España en 2014.
La obra de faraónica de Surf in the City, con coste alrededor de los 10.000 millones de euros, se convertirá en un nuevo destino turístico para los surfistas de todas las partes del mundo, así como para los propios madrileños que no tendrán que desplazarse hasta la costa en busca de la rompiente perfecta. La tecnología va camino de cambiar el concepto de un deporte dependiente no solo de la pericia del practicante, sino también de las condiciones meteorológicas. Todo amante de las olas sabe que antes de poner rumbo a su ‘spot’ secreto debe cerciorase de mareas, vientos y demás elementos fuera de su control. Inconvenientes que desaparecerán en los alrededores de Ifema, ya que habrá una media de 60 olas por hora. Además, se podrá regular su tamaño para adaptarlas al nivel del usuario, aunque ya de por sí habrá zonas delimitadas en este sentido. Todo ello, permitirá optimizar a la máxima expresión el tiempo de dedicación a la tabla.
La rentabilidad está garantizada, salvo que se altere la mentalidad del surfista. El peregrinaje forma parte de su naturaleza. Sólo así se entiende que oriundos de Hawái y Australia, visiten Múnich. Recorren medio mundo hasta el centro de Europa para cabalgar una ola que se produce de manera natural en el río Eisbach. El impacto con una roca reproduce la silueta de una pequeña ola. Este fenómeno de la naturaleza despierta la curiosidad de toda caminante por la zona. Ver en pleno invierno y bajo temperaturas extremas a más de un osado meterse en el agua con tabla y neopreno, es cuanto menos llamativo, en una ciudad más conocida fuera del gremio por el Bayern de Múnich, la Marienplatz o la cervecería Hofbräuhaus.
